Honduras, un país de impresionante belleza natural y una rica historia, se enorgullece de ser el hogar de una diversidad de grupos étnicos que han forjado su identidad a lo largo de los siglos. Entre los nueve Pueblos Indígenas y Afrohondureños (PIAH) que coexisten en este territorio, encontramos a los Lencas, Maya-Chorti, Tawahkas, Tolupanes, Pech, Misquitos, Nahualt, Garífunas y los Negros de Habla Inglesa o Creoles.
Honduras, una nación multiétnica, multicultural y multilingüe, alberga una población en su mayoría mestiza, resultado de la mezcla de europeos, indígenas y africanos. Los grupos étnicos mencionados representan una minoría en la composición étnica del país, pero su influencia es inmensurable.
Pueblos Étnicos
Los Lencas, un pueblo con raíces mayas, una vez formaron el grupo indígena más numeroso a la llegada de los conquistadores en el siglo XVI. Divididos en dos grupos, los Lencas y los Cares, ocupaban vastos territorios en los departamentos actuales de Comayagua, La Paz, y Francisco Morazán.
A pesar de que muchos han perdido su idioma original y ahora hablan español, los Lencas siguen siendo una presencia viva en Honduras, con alrededor de 130,000 individuos dispersos en diversas comunidades de varios departamentos. Este pueblo se dedica principalmente a la siembra de milpas de maíz, fríjol y cucurbitáceas. Al igual siembran árboles frutales y hortalizas.
Los Tolupanes, conocidos como Xicaques, son un pueblo indígena cuyas raíces se remontan a la época precolombina. A lo largo de la costa caribeña, desde Punta Castilla hasta Omoa, y en el interior de lo que hoy es el departamento de Olancho, encontramos la historia de los Tolupanes.
Aunque han sido históricamente considerados “incivilizados”, han persistido en la actualidad y se localizan en los municipios de Yorito, El Negrito, Morazán, Victoria, Olanchito (Yoro) y Orica, Marale (Francisco Morazán). Los Tolupanes se dedican a la agricultura de frijoles, maíz y café. A pequeña escala se cultiva tabaco y a la crianza de aves de corral.
Los Garífunas, descendientes de africanos deportados de la isla de San Vicente por los ingleses en 1797, han enriquecido la cultura hondureña con su lengua, música, danzas y religión. Desde el siglo XVI, los europeos comenzaron a llevar africanos como esclavos a las islas, y en 1797, los ingleses los trasladaron a las Islas de la Bahía en Honduras.
Hoy en día, se distribuyen en 53 comunidades en los departamentos de Atlántida, Cortés, Islas de la Bahía, Colón y Gracias a Dios, con alrededor de 50,000 hablantes de la lengua garífuna. Su lengua es el garífuna, una lengua arawak. Por su parte, este pueblo subsiste en gran medida gracias al turismo, así como al cultivo de yuca, plátano, maíz y arroz, además de la pesca.
Los Misquitos, el resultado de una mezcla de bawinkas, tawahkas, africanos y europeos, han mantenido su cultura única. Su lengua, el misquito, con influencia del inglés, y su tradición comercial, que se remonta a tiempos coloniales.
Actualmente, se extienden entre Honduras y Nicaragua, con el río Coco como línea divisoria, ocupando la región entre los cabos Camarón y Gracias a Dios, a lo largo de los ríos Coco, Mocorón, Patuca y Plátano. Además, algunos Misquitos en ciertas áreas, comparten territorio con los Pech y Tawahkas.
Enclavados en las tierras de Olancho y Colón, el pueblo Pech, cuyo nombre en su idioma ancestral significa “Gente”, cuenta con una población de aproximadamente 2,500 individuos distribuidos en trece comunidades. Aunque el origen exacto de este pueblo permanece envuelto en misterio, se han detectado algunas similitudes lingüísticas con los chibchas de América del Sur, lo que sugiere una posible conexión ancestral.
Los Pech, han sabido conservar algunas de sus tradiciones religiosas, incluyendo la adoración a sus dioses, en un contexto donde la influencia del cristianismo se ha hecho sentir. Se dedican principalmente a la agricultura donde destaca el cultivo de yuca, frijoles y maíz. Al igual se dedican a la ganadería, aunque también cazan y pescan.
Los Tawahkas, un pueblo en peligro de extinción, en su momento fueron uno de los grupos indígenas más numerosos en Centroamérica, habiéndose dispersado a diferentes países. Actualmente, en Honduras, se asientan en la densa selva de la Mosquitia. La mayoría de ellos habla español y misquito, además de su lengua materna, que se inscribe en el tronco lingüístico macro-chibcha.
Los Tawahkas se han aliado con Misquitos e ingleses, sin embargo, han logrado preservar su cultura única y sus tradiciones a lo largo de los siglos. Su subsistencia proviene principalmente de la agricultura, la pesca, la caza, la confección de artesanías, la cría de ganado, la construcción y la venta de pipantes.
Los Chortís, descendientes directos de los mayas, ocupaban, a la llegada de los españoles, el suroeste del territorio hondureño. Aunque su población disminuyó significativamente con la colonización, los Chortís aún perduran especialmente en el municipio de Copán Ruinas.
Su lengua nativa, el “chorti”, ha subsistido, aunque el español es la lengua predominante en el ámbito comercial. La agricultura es el eje central de la vida Chortí, con cultivos principales como el maíz, el frijol y la caña de azúcar. Además, se dedican a la alfarería, la elaboración de artículos de cuero crudo y la fabricación de jarcia.
El grupo indígena Nahua se cree que emigró desde México hasta los valles de Agalta, Olancho, y Quimistán, Santa Bárbara, en Honduras. Con una población de alrededor de 20,000 habitantes.
Los Nahuas se dedican principalmente a la agricultura y a la crianza de animales domésticos, con cultivos de frijoles, maíz, yuca, arroz y calabazo que forman parte esencial de su dieta. Aunque en el pasado hablaban su lengua materna, derivada del tronco lingüístico uto-azteca, las nuevas generaciones se comunican en español.
Los Negros de Habla Inglesa, conformados por negros africanos e ingleses, llegaron a Honduras entre los periodos de (1502-1821), traídos por los ingleses y otros de las islas del Caribe. Habitan actualmente en las Islas de la Bahía, con asentamientos en otros departamentos.
A pesar de la aculturación, mantienen un modo de vida peculiar y manifestaciones culturales propias, Su lengua materna es el inglés isleño. Dada su ubicación en las islas, su principal actividad económica se concentra en la pesca y el turismo.
Honduras, en su diversidad étnica, encierra un tesoro cultural que enriquece su identidad como nación. Cada uno de estos grupos, a pesar de ser minorías, contribuye de manera significativa a la herencia cultural y la riqueza de Honduras, un país que abraza con orgullo su diversidad.