Enclavado en el departamento de Atlántida, bajo el abrazo del Caribe, se despliega el majestuoso Parque Nacional Jeannette Kawas. A unos 35 kilómetros al Oeste de la ciudad de Tela. Se extiende en una sinfonía de vida natural a lo largo de 79,382.16 hectáreas.
El parque fue fundado en 1988 con el nombre de Parque Nacional Punta Sal, pero debido a la lucha de Blanca Jeannette Kawas por conservar la belleza y biodiversidad del Parque Nacional, fue nombrado Parque Nacional Jeannette Kawas.
El parque se presenta como un edén de naturaleza exuberante, donde el mar y la tierra entrelazan sus encantos. Con alrededor de 35 kilómetros de playas se despliegan como el albergue perfecto para la vida marina. Sin embargo, su riqueza no se limita a la costa, ya que su interior alberga un mosaico de ecosistemas, cada uno con su propia historia que contar.
Dentro de este reino de maravillas naturales, la fauna y la flora celebran su existencia en una unión de colores y formas. En lo profundo de los bosques y en lo alto de los cielos, más de 427 especies de aves danzan en el aire, mientras que los 68 tipos de reptiles y las 12 especies de anfibios pintan un cuadro completo de biodiversidad. Más de 35 especies de mamíferos, desde los enigmáticos manatíes hasta el majestuoso jaguar, encuentran su hogar aquí en este paraíso caribeño.
Los secretos que residen en los bosques de Jeannette Kawas son tantos, como los árboles y arbustos que los conforman. Con más de 499 especies de estas maravillas vegetales, el parque se convierte en un lienzo botánico, contando con bosques de mangles, bosques tropicales húmedos, inundables, pantanos herbáceos, entre otros.
Explorar Jeannette Kawas es como adentrarse en dos universos. Por un lado, la Península de Punta Sal, un encuentro con playas rocosas, arena blanca y sus hermosos arrecifes de coral, haciendo de este lugar un edén de confort y tranquilidad y por otro, la Laguna de los Micos que es una ventana hacia la magia de los bosques tropicales, donde cada paso revela la diversidad de vida oculta entre la vegetación exuberante.
Caminar por los senderos de Jeannette Kawas es sentir el pulso de la naturaleza, un latido que conecta a los visitantes con la vida que fluye en cada rincón. El Parque Nacional Jeannette Kawas, es un tributo a la maravilla y la complejidad de la vida en todas sus formas, convertida en un recordatorio de la ofrenda de la natura.